El pasado sábado tuve una discusión con el diputado Fernando Zárate en Twitter. Me apena decirlo, pero yo empecé el intercambio. Todo comenzó con un tuit de Rubén Aguilar, ex vocero del presidente Fox y actual vocero de la campaña de Ricardo Anaya. En su tuit, Aguilar presumía que “todas las encuestas serias ponen a Anaya como segundo lugar y en un lejano tercero a Meade”.
Me llamó la atención la respuesta de Fernando Zárate: “Ehmmm todas las personas serias consideran a Anaya una persona deshonesta y las pocas personas que lo conocen a Ud, piensan que es un manipulador y oportunista”.
¿Por qué me llamó la atención? Porque Rubén Aguilar fue mi maestro hace ya casi 11 años y hasta la fecha con mucho orgullo digo que es una excelente persona y un maestro brillante. Por eso decidí defenderlo con un tuit y como me molestó el tono que el diputado Zárate tomó con mi maestro, agregué una línea a mi defensa que inició la discusión.
En mi defensa dije: “No soy panista y ni de broma planeo votar por Ricardo Anaya. Pero conozco a Rubén Aguilar. No pienso que sea un manipulador ni un oportunista. Al contrario, me parece un GRAN maestro y una GRAN persona” y la línea final fue: “… Nomas no me vaya a dar un cabezazo, porfa”.

Explico lo del cabezazo: Durante las elecciones de 2015, en las que Zárate era candidato a diputado local en la delegación Álvaro Obregón, el entonces candidato estelarizó un escándalo al darle un cabezazo a un funcionario de la delegación Álvaro Obregón. ¿Por qué le dio el cabezazo? En el video no queda claro, pero él explicó más tarde que estaba defendiendo a vecinos de Álvaro Obregón a quienes le estaban intentando quitar su propiedad. Le creo. Zárate, candidato, acudió al llamado de sus electores para defender su propiedad. Eso, no justifica la agresión (como él mismo lo dijo en su momento), pero al calor del momento, cualquiera comete esos errores.
El problema es que Zárate no es cualquiera. Fernando Zárate, como lo dice en repetidas ocasiones en el video, es un representante popular, un diputado. ¿A qué voy con esto? Pues que un representante popular no debería perder la cabeza tan fácil y pareciera que Zárate pierde el control fácilmente y con cualquiera, a la menor provocación.
En este caso, me tocó ser ese “cualquiera”. Cuando yo respondí con la defensa a Rubén Aguilar y al agregar la crítica sobre el cabezazo, la respuesta que recibí de Zárate fue lamentable. ¿Qué me respondió? Esto: “Si pretendes quitarle su patrimonio a la gente, no te doy uno gordito, te doy dos. Yo si tengo huevos para defender lo que debo. Feliz día, y ve por un pañal que ya dejaste mancha”.
A ver… quiero tomarme unos minutos para descomponer el tuit:
- “Si pretendes quitarle su patrimonio a la gente no te doy uno, te doy dos”. No sé bien si el enojo le nuble la vista o simplemente no tenga control alguno de sus emociones, pero ¿por qué me amenaza? ¿cuándo puse en riesgo el patrimonio de la gente?.
- “Gordito”. ¿No se tomó el tiempo para revisar a qué me dedicaba o si representaba yo una amenaza para el patrimonio “de la gente” antes de amenazarme pero sí vio mi fotografía? Así es. Lo que siguió a la amenaza de los cabezazos fue un calificativo despectivo: gordito. Pues sí, Fernando, estoy gordito… ¿perdón?
- “Yo sí tengo huevos para defender lo que debo”. ¿Dar cabezazos es “tener huevos”? Entonces no tengo huevos.
- “Feliz día, y ve por un pañal que ya dejaste mancha”. A ver si entendí. ¿Lo del pañal es porque me asusté muchísimo de que un diputado local me amenazara con cabezazos? A lo mejor. A lo mejor era una referencia más a su hombría y valentía. Ok.
Continúo.
Ante el amable tuit de Fernando, conteste con 5 puntos (me gustan los puntos): “1) No me confunda con los suyos, yo no robo, flaquito. 2) Yo sí soy educado y sin necesidad de demostrar “mis huevos” a cabezazos. 3) Ni pañal, ni mancha. Insisto, me confunde con los suyos. 4) Yo voto en Álvaro Obregón, qué bueno que muestre quién es. 5) Respire que se oye perdedor”.

Lo más importante de esa repuesta es el punto número 4. ¿Por qué? Por que Fernando Zárate es mi diputado. Sí, leyó bien. Fernando Zárate representa, dice, a la Álvaro Obregón en la Asamblea Legislativa. Yo soy vecino de la Álvaro Obregón y sí, mi representante es ese señor que me llenó de adjetivos.
¿Qué respondió? “Sí, gordis. Sí, lo que tus -4 seguidores digan”. Sí, Fernando Zárate está obsesionado con los gorditos y cree que “gordito” es el peor insulto que existe en este mundo. Señor Zárate, no sé qué le hicieron los gorditos a usted. A lo mejor le robaron su almuerzo en el kínder, a lo mejor no lo dejaron jugar en las retas del recreo… En nombre de todos los gorditos, le pido una sincera disculpa por tener unos kilos de más.

Continúo.
Cuando critiqué la manera en la que me habló, Zárate decidió responder con el tuit que más refleja quién es Fernando Zárate: “Le hablo así a un pequeño troglodita. Sin pena. Presume que te pelé por 20 segundos. Y sí, no tienes nada de eso. Lo reitero. Sólo un teléfono celular para ver quién te pela. Lamento que en la primaria te hayan zapeado tanto y que de adulto sigas cargando ese mote”.

A ver… descompongamos el tuit de nuevo:
- “Le hablo así a un pequeño troglodita”. Técnicamente, troglodita quiere decir “hombre que vive en las cavernas”. A lo mejor no lo sabe, quizá piensa que es un sinónimo más de gordis y gordito. Aunque, sería una gran contradicción llamarme pequeño y troglodita. Me quedaré con la duda.
- “Presume que te pelé por 20 segundos”…”Sólo tienes un teléfono celular para ver quién te pela”. Aquí supongo, una vez más, que el que está sacando a relucir los traumas, es Fernando. Al parecer para él es MUY importante la atención y claramente cree que si la atención viene de él, es todavía más importante. Quizá por eso disfrute los escándalos y los cargos públicos.
- “Lamento que en la primaria te hayan zapeado tanto y que de adulto sigas cargando ese mote”. OJO: Aquí hay un plot twist. A lo mejor no fue Fernando el que fue bulleado por los gorditos. El diputado asume que como soy gordito, me zapearon muchísimo en la primaria. Pues no, Fernando, ni era gordito en la primaria, ni me zapearon. Eso sí, es lamentable ver sus etiquetas y su trauma con la violencia física.
Continúo.
A lo mejor me equivoco, pero lea usted y dígame si estoy o no en lo correcto. Mi respuesta a Zárate fue la siguiente: “Señor, NADIE presume que un diputadito local del Partido Verde lo peló en Twitter. Al contrario, cualquier diputadito local del Verde presume que un ciudadano lo peló. Ubique su realidad”.

¿Soy yo o nadie nunca presumiría que un diputado local del verde lo peló? Pueden poner su respuesta en los comentarios.

Y a todo esto… ¿Para qué mareo a todo el mundo con esta historia?
Porque faltan menos de dos semanas para que se acaben las campañas y cada día me entero de más y más casos de violencia, de peleas, de discusiones sin sentido y creo que todos estamos hartos.
Por eso, aprovecho este espacio para pedirle una disculpa al diputado Fernando Zárate. Nada tenía que ver el incidente del cabezazo con la defensa a Rubén Aguilar y estuvo mal de mi parte que no explicara el contexto. Estuvo mal que lo llamara diputadito y politiquillo, caí al mismo nivel de la persona a la que criticaba, perdón. Pido una disculpa también, si en alguno de mis otros tuits le falté al respeto y de paso, pido una disculpa si al escribir esta reflexión, usted siente que le falto al respeto.
Hemos dejado como sociedad que las campañas se conviertan en un intercambio de insultos en lugar de aprovecharlas para intercambiar ideas, propuestas y proyectos.
Recuerdo que en alguna de las decenas de discusiones que tuvimos sobre la democracia en las clases de Rubén Aguilar llegamos a una triste conclusión: que la democracia como la plantearon los griegos era imposible, pues en ese entonces, la sociedad era tan pequeña, que existía la posibilidad de debatir sobre el rumbo de la República en el ágora. En contraste, las poblaciones son tan grandes ahora, que es imposible que discutamos todos en un mismo lugar.
Hoy el Twitter es una herramienta que, si bien no nos regresa a la antigua Grecia, nos acerca a ese espacio ideal en el que todos podemos discutir sobre el rumbo de nuestro país.
¿Por qué no estamos aprovechando estos espacios que nos da la tecnología para discutir cosas que sí importan en lugar de atacarnos sin sentido a diestra y siniestra? ¿Cuándo habíamos tenido la oportunidad de discutir directamente entre ciudadanos y representantes?
Ahora tenemos esa oportunidad y la estamos desperdiciando. ¿Qué haremos al respecto?

